pérdida de grasa, especialmente alrededor del abdomen. Al quemar la grasa de la dieta de forma natural para producir energía, se reducen los depósitos de grasa. Esto le permite perder peso sin mucho esfuerzo. Tu cuerpo se volverá más fuerte y duradero. La quema de grasa ahorra glucógeno (azúcar) durante el ejercicio y sólo lo utiliza cuando realmente lo necesita.
Regla 1: Sustituir los carbohidratos por grasas buenas
Me refiero a los hidratos de carbono que se encuentran principalmente en los productos de grano (pasta, pan, bollería, patatas).
Es mejor sustituir estos carbohidratos por alimentos ricos en grasas buenas, como:
- aceitunas y aceite de oliva,
- aguacates,
- nueces, avellanas, cacahuetes, almendras,
- cocos, aceite de coco (utilizado para cocinar),
- aceite de cacahuete a temperatura ambiente,
- yemas de huevo ecológicas,
- mantequilla a base de leche cruda de vacas que pastan en praderas,
- carne de animales que pastan en praderas.
Evite los aceites modificados con alto contenido en ácidos grasos omega-6: aceite de semilla de uva, aceite de girasol, aceite de germen de trigo, maíz, aceite de soja y aceite de semilla de cártamo.
Los ácidos grasos omega-6 se consumen casi inconscientemente al consumir chocolate, barritas de chocolate, carne de animales que se alimentan con piensos industriales a base de cereales, alimentos preparados de amplia difusión en los comercios, margarina y similares.
Los aceites que contienen ácidos grasos omega-6 son baratos, por lo que se utilizan mucho en la cocina a gran escala, sobre todo cuando el fabricante quiere ahorrar lo máximo posible en ingredientes.
No todo lo saturado tiene que ser perjudicial. Las grasas saturadas son un elemento clave de una dieta saludable.
Una solución sensata es tomar entre el 50 y el 70% de la ingesta diaria de calorías en forma de grasas saludables.
De esta manera, limitas la ingesta de carbohidratos en tu cuerpo sin mucho esfuerzo.
Al consumir grasas en lugar de carbohidratos, el cuerpo se reequilibra más rápidamente. Las grasas están más concentradas y, por tanto, tardan más en descomponerse que los hidratos de carbono.
Si sigue sintiendo hambre después de sustituir los carbohidratos por grasas buenas, significa que la cantidad de grasa consumida debe ser mayor.
Merece la pena introducir variedad, por ejemplo sustituyendo los ingredientes más habituales por aceitunas, otras carnes, aguacates, frutos secos y huevos, para que la dieta no sea aburrida.
La proporción de hidratos de carbono debe proceder principalmente de las verduras (lentejas, guisantes, judías, coles, hortalizas verdes, boniatos) con un índice glucémico bajo.
Regla 2. Esfuerzo físico
El esfuerzo físico es una combinación ideal con el método de ayuno intermitente.
Acelera el metabolismo iniciando la quema de glucógeno y grasas para la producción de energía.
Al hacer ejercicio, aumentas tu nivel de concentración y te vuelves más resistente a la fatiga al comienzo del día.
Para obtener los mejores resultados, haga ejercicio por la mañana antes de desayunar.
El ejercicio intenso e intermitente es una forma probada de aumentar los niveles de energía.
Un ejemplo de este tipo de entrenamiento es una serie de 8 repeticiones de un sprint de 20 segundos y un descanso de 10 segundos. (tabata).
Regla 3: Evitar la rutina de la oficina
Estar sentado todo el día en una oficina es algo completamente antinatural para el cuerpo.
Además, estar sentado durante mucho tiempo es perjudicial para la salud y el bienestar general.
A largo plazo, aumenta el riesgo de padecer enfermedades crónicas y acorta la esperanza de vida.
Incluso si cambias tu dieta y decides ayunar todos los días y estar sentado todo el día, tu nivel de energía seguirá siendo muy bajo.
La fatiga también puede superarse por la tarde evitando la inmovilidad.
Así que siempre que tengas la oportunidad, trabaja en posición de pie.
Cuando necesites moverte, no camines apáticamente por la oficina arrastrando los pies.
Aprovecha para caminar a paso ligero. Utilice las escaleras, no los ascensores.